El de la Inmaculada Concepción es un dogma proclamado el 8 de diciembre de 1854 por el Papa Pío IX con la bula «Ineffabilis Deus» y sanciona la naturaleza perfecta, desprovista de pecado original, de la Virgen desde su concepción. En el Evangelio se dice que vivía en el templo de Jerusalén, alimentada por los ángeles.
La iconografía tradicional asociada a la Inmaculada Concepción la ve de pie sobre una media luna mientras aplasta eternamente la cabeza de la serpiente, símbolo del mal.
Prima Bottega rinde homenaje a la Inmaculada Concepción con un bonete en tono nogal medio y acabado mate con cruz de pan de oro.