La llave encierra un significado simbólico profundo y universal, siempre alusivo al misterio y la revelación. Lo que está bajo llave no es accesible para nadie, por lo que la llave se convierte en emblema de acceso exclusivo, poder y libertad. Por extensión, también simboliza la amplitud de miras, la capacidad de explorar nuevos horizontes y afrontar retos con valentía, así como la conclusión de experiencias significativas en nuestras vidas.
En el cristianismo, San Pedro tiene dos llaves, que se refieren al vínculo entre el Cielo y la Tierra; lo que una llave ata y suelta en la Tierra, la otra llave también lo ata y suelta en el Cielo.
La llave, más allá de su forma física, representa nuestro deseo innato de descubrimiento, protección y libertad. Es un recordatorio de nuestra capacidad para superar obstáculos, descubrir secretos y abrir puertas a nuevas oportunidades.
En este contexto de profundidad simbólica, Prima Bottega presenta un ataúd funerario donde encuentra su lugar la figura de San Pedro, símbolo de apertura y conocimiento.
Fresco de San Pedro, pantalla de nogal claro con acabado mate.